domingo, 30 de diciembre de 2012

Capítulo 20.

-Anne, ¿cuándo vas a quedar con Raúl? Porque con la cara que tienes... - comentó Marga sacándole la lengua mientras comían.
-Pues no sé, no quiero que me vea con el ojo así...
-¿Y si te arreglamos eso y quedas hoy con él? -preguntó Clara- Además, ya hablasteis con vuestros padres y no tendrás hora de llegar, podréis estar juntos todo el tiempo que queráis.
La verdad es que no era mala idea. Ya solo pensar en volver a ver a Raúl hacía que el corazón se le disparase.
-Está bien, ¿dónde y a qué hora le digo que quedamos? -Dijo Anne sonriéndole a sus amigas.
-A las ocho y media en Soler, y así os tomáis algo mientras charláis. -Propuso Laura.
-¡O lo que sea que vayáis a hacer!-Añadió Noa riéndose.
Anne fue a mandarle un mensaje a Raúl desde el ordenador de Clara, preguntándole si le parecía bien quedar ese mismo día en el bar Soler a las ocho y media.
Su respuesta no tardó en llegar, diciéndole que era perfecto y que estaba deseando verla.

- ¡Chicas! - gritó Anne una vez leída la respuesta de Raúl - Teneis que arreglarme mi ojo para las ocho. No quiero parecer un mapache.
Estuvieron hasta las ocho provando en el ojo de Anne todo tipo de maquillajes para disimular la enorme mancha negra que tenía.
Aun que aún se le notaba bastante, lo disimularon lo suficiente para que no pareciese que acababan de atracarla por la calle y que ella se había defendido hasta no poder más.
- ¡Anne, apura que sólo quedan veinte minutos y para llegar a Soler a tiempo te hace falta!
- ¿Voy bien? - preguntó Anne poniéndose delante de sus amigas. - No sé, creo que este vestido me hace parecer gorda..
- Estás preciosa, Anne. - le dijo Marga mientras la abrazaba.
Y realmente lo estaba.
Anne llevaba puesto un precioso vestido de flores y su precioso pelo rubio suelto, pues hacía un día soleado y sin pizca de viento.
- Deseadme suerte, y rezad para que no me mire raro cuándo me vea. - Les dijo la chica mientras todas se abrazaban.
- Tranquila, no creo que note que eres la reencarnación de un mapache. - Se burló Clara mientras le daba un fuerte y sonoro beso en la mejilla.
Anne salió de casa de Clara casi corriendo, ya que para llegar a Soler le hacían falta veinte minutos como mínimo, y con las despedidas pues se le habían quedado en diez.
Miraba el reloj continuamente, y no paraba de murmurar "no llegaré a tiempo, no llegaré a tiempo" .  Corrió y corrió, pero llegó cinco minutos tarde.
Maldiciendo en voz baja entró en Soler. Era una cafetería antigüa pero muy bonita. Las mesas estaban situadas de forma que dejaban un pasillo en medio por dónde podías llegar al final de la cafetería, dónde estaba el mostrador. Tenía el inconfundible olor a chocolate fundido, pues su especialidad era el chocolate con churros.
Anne, siempre que entraba en Soler se pasaba unos segundos saboreando ese olor. Ese día descubrió que no era la única, pues Raúl se encontraba en una de las mesas del final disfrutando del aroma que desprendían dos chocolates calientes que había pedido.

martes, 25 de diciembre de 2012

Capítulo 19.

Anne decidió empezar leyendo los de Raúl. El primero decía lo siguiente.

"Anne, siento mucho lo que pasó ayer en el concierto, la verdad no pensé que ese chico se pondría así. Me había informado y tenía entendido que no estabas con nadie, por eso esperé a este concierto. Lo siento muchísimo."

El segundo, más breve tenía cierto tono preocupante.

"¿Cómo está tu ojo? Espero que bien. Me gustaría poder quedar un día de estos contigo. Dime día, lugar y hora. Un beso."

Ella no respondió a ninguno de los mensajes de Raúl, tenía que leer lo que Juanjo le había escrito. El primsegundo la hizo enrojecer de la ira.rimas, y el segundo la hizo enrojecer de la ira.

"Anne, podrías decirme a que vino lo de aquel gilipollas? De que va ese rubiales? Y de que vas tú ,eh? Eres una falsa!"

"Espero no tener que volver a verle, porque como le pille por la calle le destrozo la cara!"

Anne no podía creérselo. Uno le demostraba tanto en tan poco tiempo, y el otro, al que conocía desde hacía años se comportaba como si tuviese dos años. Finalmente, decidió no contestar a los mensajes de Juanjo, pero sí a los de Raúl rápidamente pero diciéndole todo lo necesario.
"Está bien, gracias, un poco morado, pero eso  se me pasará. Olvídate de lo que pasó, ese chico no es muy normal, lo siento mucho. ¿Tú como estás? A mi también me gustaría volver a verte, un beso. "

Apagó el ordenador y volvió a la cocina para contarle a sus amigas lo que acababa de leer.
- ¿Juanjo te ha dicho eso? ¡ Vaya caradura ! -comentó Noa indignada mientras se comía la leche con cereales.
- La verdad es que yo siempre le vi un poco gilipollas. - Dijo Marga - Vamos, no pongais esa cara de "pero esta que dice" , al chico ya se le veía que no tenia muchas luces.
Todas rieron a carcajadas con el comentario de la mayor del grupo.
- Además - prosiguió ella - no se puede negar que Juanjo no le llega ni a los tobillos a Raúl. Por cierto - dijo dirigiéndose esta vez a Anne - ¿cuándo nos ibas a contar que habías quedado con él en el concierto?
Anne se atragantó y con el ataque de tos tubo que esperar un rato para poder hablar.
-¿Qué? - Preguntó una vez que la tos hubo cesado. - Yo no quedé con él en ningún sitio, de echo, sólo había hablado con el por tuenti una vez. No tenía ni idea de que él estaría allí hasta que le vi. 
Sus amigas la miraban pícaramente, lo que hizo que Anne se enrojeciese hasta las orejas.
- ¡En serio! Vamos, chicas, sabéis que si hubiese quedado con él os lo contaría.
- ¿De verdad? - Preguntó Laura irónicamente - Pues yo creo que no.
- ¿Por qué dices eso?
- ¿No hay algo que no nos has contado? - Le preguntó Noa con una sonrisa en los labios.
- Que yo sepa n...Espera un momento, ¡vosotras visteis lo que le escribí a Raúl como contestación al mensaje! ¿Pero cómo..?
- ¿Piensas que somos tontas o qué?
- Sois unas arpías, que lo sepáis.
Todas rieron y así pasaron el resto del día, riendo, haciéndose bromas y difrutando de la bonita amistad que compartían. La noche anterior, si no era por su ojo morado, para Anne quedaba ya muy lejos.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Capítulo 18.

Todo pasó demasiado rapido.
El puñetazo de Juanjo a Raúl, Anne metiéndose en medio. La bofetada de Juanjo a Anne, sin querer o queriendo, quién sabe.
Raúl golpeando a Juanjo, y las chicas agarrando a Anne, inconsiente, con una parte de la cara roja.
Anne recuerda pasar una de las peores noches de su vida.
Tuvo suerte de dormir en casa de Carla, porque la parte derecha de su cara estaba roja, su ojo inchado y de un color morado que a sus amigas no les gustó nada.
- Estoy bien. - les decía Anne cada vez que ellas le proponían ir al médico a que le mirasen el ojo - Sólo está un poco inchado por el golpe, pero está bien.
De echo, su ojo estaba mucho mejor que ella por dentro.
¿Por qué Juanjo había echo eso? Anne no dejaba de preguntárselo, pero era incapaz de intentar hablarlo con cualquiera de sus amigas.
- Anne, ¿el chico con el que se pegó Juanjo era Raúl?
Levantó la cabeza y vio los ojos de sus amigas clavados en ella, esperando una explicación.
- Sí, era Raúl.
- ¿ Y qué pasó, Anne? Cuando te miramos iba a besarte, y luego llegó Juanjo y...bueno, ya sabes.
Anne no pudo aguantar más y se puso a llorar.
Le explicó a sus amigas todo lo que sentía, que en realidad ella sólo veía a Juanjo como un amigo, y que sin conocerle, se había enamorado de Raúl. Les contó todo lo que Raúl le había susurrado al oído, y lo feliz que se había sentido durante unos minutos.
Y derrepente, a Anne le recorrió una oleada de ira por todo el cuerpo. Una ira que iba dirigida a una persona: a Juanjo.
- ¡Me ha estropeado el mejor momento de la noche! Y por encima, mirad mi ojo, ¡casi no puedo ni tocarle! ¿Qué se cree? ¿Que puede ir pegando leches por ahí a diestro y siniestro? ¡Ese chico es retrasado mental!
Estuvieron hablando hasta altas horas de la madrugada, y cuándo Anne pudo conciliar el sueño, ya aparecían los primeros rayos de sol.
Ese día durmieron hasta tarde, y para alegría de Anne, la inchazón de su ojo había bajado considerablemente, aunque el color morado de la noche anterior se había convertido en negro.
- Llamad a vuestros padres - dijo Clara mirándolas a todas - de que os quedáis hasta mañana. Así me hacéis compañía y miramos de arreglarle la cara a Anne.
- ¿Me estás llamando fea?
- Algo así.
Toda la tensión de la noche anterior se había esfumado, y las cinco amigas empezaron a hacerse bromas y a reírse como si la pelea de la noche anterior sólo fuese un mal sueño.
- Clara, ¿me dejas tu portátil?
- Claro, Anne, ya sabes que mi casa es tu casa. Ve tú a por él mientras preparo la comida con estas petardas, está encima de la cama.
Anne fue a la habitación y encendió el ordenador. Accedió a su cuenta en tuenti y, a parte de comentarios en el tablón y fotos tenía cuatro mensajes privados, dos de Raúl, y dos de Juanjo.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Capítulo 17.


A las diez menos cinco llegaron al bar del padre de Carla.
Había buen ambiente, jóvenes de catorce a veintiocho años estaban esperando a que el grupo, llamado Atentos al Atentado, empezase a cantar.
Según habían leído las chicas, era un grupo de Pop-Rock, por lo que, sobre todo Laura, a la que le encantaba ese tipo de música, estaba emocionadísima.
Cuándo los chicos salieron a cantar, las chicas se quedaron sin habla.
-¡Son guapísimos! –Dijo Marga solo verles
- Y tanto que lo son. - Le contestó Laura sin parar de mirarles.
La música empezó a sonar. Y con ella, todas las personas de la sala empezaron a bailar.
Y entonces empezó a notarse que todos se estaban liberando, que todos lo necesitaban, todos necesitaban olvidar algo.
Un amor.
Una mala nota.
O un examen que tenían a primera hora el Lunes.
¿Y Anne? Ella también estaba olvidándolo todo, ¿pero olvidando el qué? 
¿A Juanjo? 
¿A Raúl?
Ella se estaba liberando, ¿pero de qué?
Tras seis canciones, hicieron un pequeño descanso, y las chicas decidieron ir a la barra a pedir algo.
Por el camino, Anne le vio, y sólo eso, él la miraba.
Raúl estaba ahí, en medio de toda la gente, mirándola a ella.
Su corazón empezó a latir con fuerza, y no pudo hacer nada más que girar la cara y mirar para otro lado.
Cinco minutos después, la música volvió a sonar, y ella volvió a liberarse, pero no de esa mirada. 
Cuándo el grupo empezó a tocar una versión de With Me de Sum 41,Anne empezó a mover la cabeza haciéndo círculos.
Le encantaba esa canción, la volvía loca. Siempre había deseado que alguien se la dedicase.
Y mientras Anne pensaba en todo eso, sintió que alguien le abrazaba por la espalda y le susurraba al oído 'no he dejado de pensarte desde el mismo momento en el que nuestras miradas se cruzaron'.
Se dio la vuelta y ahí estaba, espectacular, como siempre.
- Pero si no me conoces. - Le susurró Anne.
- ¿Hace falta conocer a alguien para enamorarse de su mirada?
¿En serio esto está pasando? se preguntaba Anne a cada segundo.
Pero si, era real, y él estaba delante de ella, serio pero con un brillo especial en los ojos. Mirándola, bailando con ella, acariciándola.
Pero toda gloria es efímera, todo se esfuma como el agua entre los dedos de una mano, por mucho que intentes retenerla se acabará escurriendo; y cuándo Raúl iba a besarla para poner un precioso final a esa noche, con With Me de fondo, llegó Juanjo.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Capítulo 16.

- Clára, ábreme, soy yo.
- ¿Tú quién? - Le contesta su amiga por el telefonillo tomándole un poco el pelo.
- El hombre del saco, venga, abre que tengo frío.
- Vale, vale. ¡Qué impaciente eres, chica!
Cuando Anne sube al piso, ya están todas sus amigas, preciosas como sólo como pueden serlo ellas.
- Estáis realmente hermosas, chicas.
- Eres la persona que peor miente del mundo. - Le dice Noa abrazándola. Parece que se le había pasado un poquito el enfado de la mañana.
- Sabes que no miento, estúpida. - Anne le saca la lengua a modo de burla.
- Anne, mientes fatal, sabes que aquí, la única guapa, soy yo.
Todas saben que Marga lo ha dicho de broma, así que las cinco chicas se dan un fuerte abrazo riéndose y disfrutando de su amistad.
Porque, ¿quién sabe cuánto les durará? Hay cosas en la vida que son así, vienen y van, y no puedes hacer nada por evitarlo. Por eso esas cinco chicas, adolescentes, disfrutan cada minuto de su amistad al máximo.
- Hey, ¿qué hora es?
Laura, siempre tan que no puede pasar un minuto de la hora acordada, y la que normalmente llega siempre tarde.
- ¡Vaya! Son las diez menos cuarto. ¿El concierto no empezaba a las diez?
Después de la respuesta de Anne, todas las chicas acaban de prepararse con mucha prisa, pero sin descuidar ni un sólo detalle.
Les gusta estar guapas.
Noa quiere reconquistar a Álvaro.
Marga, como siempre, quiere ligarse a algún guaperas en el concierto. O al cantante, quién sabe.
Anne desea, sin muchas esperanzas que aparezca Raúl, pero sin embargo, también tiene muchas ganas de ver a Juanjo.
Y Laura, Laura no espera nada. Y a la vez lo espera todo. Espera enamorarse, pero espera también desenamorarse. ¿Quién la entiende? Ni ella lo hace.

Lo que esas cinco chicas no saben es que, como siempre, como todos los días, el destino tiene otros planes para ellas.
Otros planes que a pocas le van a gustar, y que va a hacer que entre este grupo de adolescentes se creen malos rollos.
Y es que esta fiesta va a poner un punto y a parte en su amistad, y con ello a sus vidas.

Capítulo 15.

Al salir de la ducha deja de llorar.
' Estoy harta. ' piensa Anne.
Coge su móvil y abre la aplicación de los mensajes.
Empieza a leer los de Raúl. Son de hace casi dos semanas, cuándo aún le decía cosas como  ' nuestro amor es eterno, Anne, no lo olvides ' o cuándo, sin venir a cuento, le mandaba un sms poniéndole ' ¡ TE QUIERO, PRINCESA ! ' .
Casi dos semanas. Habían pasado tan lentas. Y a la vez tan rápidas; no podía creerse que ya no volvería a recibir ninguno de esos SMS.
La música que suena en su iPod no le ayuda a mejorarse. Pensando en Ti, de Mago de Oz se introduce por sus oídos haciendo que su cabeza esté a punto de explotar, y que sus ojos, llenos de lágrimas expresen pena. Esa pena que hace que sientes en el corazón, pero sabes que es prácticamente imposible, que el corazón no siente.
Todo está en la miente, pero entonces, ¿por qué cada vez que piensa en él siente como si el corazón se le partiese en dos?
Como en la película de Grande Esperanzas, Anne piensa en la escena en la que el chico va a junto la señora mayor y la obliga a ponerle su arrugada mano en el pecho para preguntarle: ' ¿Lo notas? Es mi corazón, está roto. '
Esa escena pasa por la cabeza de Anne, y con ella muchos de los momentos vividos con Raúl.
Raúl tan guapo como siempre.
Raúl tan perfecto.
Raúl, sonriendo.
Raúl haciéndole cosquillas para conseguir enfadarla.
Raúl.
Ellos.
Ellos besándose.
Ellos corriendo bajo la lluvia como dos locos.
Ellos contra el mundo.
Pero eso ya se acabó. Ahora Raúl no está, y Anne no puede parar de llorar por su falta.
' Estoy harta' vuelve a pensar, ' ¡ Harta! '.
Es diciembre. Y no para de llover.
Y aun que el día está triste, Anne empieza a verlo de otra forma.
Tiene ganas de volver a la vida, de volver a ser una joven risueña, alguien a quien nada le para. Tiene ganas de volver a ser ella misma.
Pone 'Smell Like Teen Spirit' de Nirvana, esa canción que consigue que levante la cabeza pase lo que pase. Y  justo cuándo está a punto de vestirse para salir de casa y volver a coger las riendas de su vida, suena su móvil.
Es el sonido de que le ha llegado un SMS.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Capítulo 14.

- ¿Juanjo?
- ¡Anne!¿ Estás ya en casa?
- Sí, claro.
- Era para asegurarme de que habías llegado bien.
Qué lindo era este niño, y ella, enamorada desde hace meses de otro que ni sabe de mi existencia.
- Sí, he llegado bien, pero tengo prisa. Aún tengo que ducharme y prepararme para la noche. ¿Nos vemos en el concierto?
- Sí, claro. Allí nos vemos, Anne.
- Bueno, pues quedamos así.
Ninguno de los dos quería colgar, pero tampoco sabían como seguir la conversación.
- Te quiero.
Después de oír esas dos palabras por el teléfono, antes de que le diese tiempo a contestar, el chico colgó.
"Te quiero."
¡Le había dicho "te quiero" !
¿Cúanto hacía que un chico no se lo decía? Bueno, tal vez esa no era la pregunta correcta. La pregunta correcta es, ¿algún chico le dijo "te quiero" alguna vez"?
Que ella recuerde, no.

Le quedaban dos horas para irse a casa de Clara para preparse para el concierto. En una hora estaría duchada, así que le quedaba tiempo para usar un poco el portátil y mirar  si tiene alguna notificación en tuenti.
Al entrar en la habitación de su hermano para coger el ordenador, se da cuenta de lo mucho que le echa de menos.
Puede que se peleen todo el día, que se griten, e incluso se den alguna que otra patada, pero su hermano es la persona a la que más quiere, y si algo le pasase, no sabría que hacer.
Cuándo abre su perfil en tuenti se da cuenta de algo : Raúl la había aceptado y le había mandado un mensaje privado.
Anne lo lee a toda velocidad sin poder ni creérselo.

' Hola!! Eres tú la chica a la que vi ayer en la calle?? Tu cara me resulta muy familiar! Un beso. :) '

La chica no da crédito a lo que lee. ¡ La ha reconocido !
¿Y ahora que le contesta?
Anne se pone tan nerviosa, que ni se da cuenta de que el grupo que tienen en el chat de las  chicas, tiene mensajes.
Finalmente, decide no contestarle, "¿y si Raúl piensa que estoy obsesionada con él y por eso le contesto tan rápido?" piensa ella.
Decide leer los mensajes de las chicas y contárselo todo.
Después de explicarle lo ocurrido con su hermano, y lo de Juanjo en casa de este, sus amigas no paran de mandar mensajes dando cada una su opinión.
Marga, lanzada como es, le incita a que tenga una historia llena de pasión con Juanjo. Anne se muere de la risa sólo de leerla.
Clara, también se ríe de las disparatadas ideas de Marga, y las demás chicas, sobre todo Noa, la animan a que viva una "historia de amor".
¿Historia de amor? Anne nunca ha confiado en ellas.
Los príncipes, al fin y al cabo, son ranas.
Y si tienen final felíz, no puede ser final, ningún final puede ser feliz.
Acaba por desconectarse sin avisarlas.
Se va a la ducha y pone música en su iPod. La pone en modo aleatorio, como a ella le gusta, y la primera canción que suena es "Here Without You" de 3 Doors Down.
Aun que con el agua se confunden, le caen lágrimas por las mejillas.

martes, 21 de febrero de 2012

Capítulo 13

Miró su reloj. Dios mío, ¡eran las siete y media! ¡Su clase de piano! Ahora ya no merecía la pena ni presentarse, ya que al menos quince minutos le llevaría llegar al Conservatorio.
    • Tengo que llamar a mi profesor – le dijo al chico- estará preocupado. Nunca llego tarde a clase y si no puedo llegar a tiempo siempre llamo a la mañana, hoy me he dado cuenta de la hora.
Juanjo la abrazó por detrás y la besó suavemente mientras ella se dejaba llevar.
    • A-además, tengo que irme, quedé en casa de Carla, ya que a la noche iremos a un concierto en el bar de su padre.
Juanjo se puso tenso y cuando Anne lo notó, se dio la vuelta y le agarró la cara con ambas manos, le besó intensamente durante unos segundos y se separó, sonriendo picaramente y dándose la vuelta, dejando al chico sin saber muy bien que hacer.
    • Ya hablaremos, Juanjo.
Cerró la puerta y sonrió para si misma. Se sentía tan bien, que bajó no cogió el ascensor y bajó las escaleras saltando, como una niña de seis años; porque momentos en los que sentirse una enana, a su edad, se rumoreaba que no había muchos, y ella disponía de uno, asique no lo iba a desperdiciar.
Aún no había oscurecido y la temperatura era muy agradable, se puso los cascos y empezó a caminar casi saltando, sin darse de cuenta de que la gente le miraba sin entender por qué una chica de casi quince años iba saltando como si fuese una cría.
Sinceramente le daba igual, ella estaba en su mundo, en el cual poca gente podía entrar, y allí, no podían hacerle daño. Sonrió otra vez y empecé a correr.
Tenía que llegar pronto a casa para coger su ropa e irse a casa de Carla para prepararse para el concierto de esta noche.
Al pasar la esquina le vi, tan guapo como le recordaba, allí estaba Raúl.
Durante la tarde, no me había acordado de lo pillada que estaba por él desde hacía tanto tiempo, no me había acordado de su preciosa sonrisa, ni de sus hipnotizantes ojos negros. Tampoco me había acordado de revisar mi tuenti para saber si ese chico por el que estaba loca me había aceptado la petición de amistad.
Creo que fue el primer día que no pensé cada segundo en Raúl, pero al verle, no sabía si echarme a correr, o esperar a que me diese un infarto. Luego me di cuenta de que cualquiera de las dos haría que Raúl se acercase a mi.
Entonces, mientras pensaba en las posibilidades que tenía de que él no me viese, me di cuenta de que estaba parada, respirando muy fuerte y con la mirada clavada en él, asique intenté relajarme para no hacerme notar.
¡Pero qué guapo es! Iba con unos vaqueros azules y una camiseta blanca. Llevaba una chaqueta plástica también azul y escuchaba música. Miraba al suelo, pero cuando levantó la mirada, se encontró con mis ojos, entonces dejé de respirar.
Entonces Raúl también se paró y nos quedamos así durante unos veinte segundos, hasta que yo, muerta de vergüenza, empecé a caminar hasta casa, que estaba a diez escasos metros de donde me encontraba.
Me dije a mi misma lo imbécil que era, en mi mente solo había una pregunta “Anne, ¿qué hacías allí parada?” Y tenía también la respuesta “Quedar como una idiota”.
Cuando por fin llegué al portal de mi casa, mis manos temblaban tanto que tardé varios minutos en encontrar las llaves.
Una vez dentro del piso, me sentí mucho más tranquila, y subí las escaleras sin prisas, vivía en un quinto, pero me apetecía subir andando y así, hacía un poco de ejercicio.
Recordé los últimos diez minutos y lo único que pude hacer fue reírme y sentirme como una tonta, pero también sentía que había ganado una batalla contra una parte de mi.
Me había mirado. ¡Raúl me había mirado!
A ver, estaréis pensado “Menudo momentazo eh!” (con ironía lo diríais, claro) pero es mucho mas de lo que yo había pedido.
Sin embargo, me comporté como una cobarde y me quedé allí, quieta, como una estatua, sin decirle nada.
Mientras subía, me sonó el móvil y quien me llamaba, me recordó quien era “mi Raúl”...

Capítulo 12

Cuando llegaron otra vez a la casa, seguían sin saber que decir. Sin saber que decir, y mucho menos qué hacer, como actuar.
A Juanjo se le veía relajado, pero a Anne...Anne estaba temblando, y lo notaba, le sudaban las manos, y sentía mucha calor en las mejillas.
Cada vez que Juanjo la miraba, bajaba la cabeza y sonreía tímidamente, sin saber si debía decir algo, o tal vez, solo por el miedo a que al hablar le temblase la voz y se notase lo nerviosa que estaba.
- ¿Te pasa algo? - Juanjo la estaba mirando mientras arqueaba una ceja, su cara resultaba simpática, y Anne rió al ver esa expresión - Oh, veo que ya estás mas relajada; Anne, estabas casi temblando, si te hubiese dado un vaso de agua te habría caído al suelo.
El chico le sonrió, pero no de cualquier forma, si no de esa, que hace que cuando tu cuerpo está completamente rígido, y sientas que si te dan un golpe en la espalda tus hombros se romperían como piedra, esa sonrisa consigue que todo tu cuerpo libere la tensión, que vuelva a ser humano, y no una estatua.
- Tienes razón, se nota que tengo que ensayar más la parte de las mentiras y el disimulo. Soy una actriz horrible.
Mientras se reían de ese graciosillo comentario, Juanjo se acercó a Anne, que estaba sentada en uno de los sillones. Se puso delante de ella y se agachó, de forma que su boca estaba muy cerca de la oreja de la chica, y le susurró.
- Anne, te secuestraría, pero si la policía me pillase, me enfrentaría a varios años de cárcel, y no estoy dispuesto a pasar sin verte tanto tiempo. No creo que pudiese aguantar.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de ella, esas palabras harían que hasta la mujer más insensible se dejase llevar, así que tragó saliva y contestó como pudo.
- Secuestra me.
Cuando lo dijo, miró a los ojos de Juanjo, esos preciosos ojos verdes la miraban. Luego miró a sus labios, y no hizo falta que dijese nada más.
Él se acercó y la besó. No fue un beso apasionado. Tampoco aburrido. No fue uno de eses empalagosos. No fue una guerra para demostrar quien deseaba más besar a quien. No fue un beso de pareja, ni de amigos. Tampoco fue de película.
Fue un beso de fugitivos.
Un secuestro durante unos minutos, en el cual la secuestrada estaba contenta de encontrarse en el lugar al cual su secuestrador la llevaba; a ese lugar al que solo puede llevarte una persona capaz de conseguir que el corazón se te salga del pecho con una mirada.
Anne, cuando notó que el beso terminaría, se recordó a si misma la frase de “Todo lo que empieza, acaba” y como realmente no quería que acabase, la transformó en un “Todo lo que empieza, es posible que se repita”.
Ese secuestro acabó en una sonrisa.
No hizo falta llamar a la policía, ya que el secuestrador había recibido el mayor de los rescates, un beso de fugitivos y la sonrisa de la chica de la cual estaba enamorado.